mareadigit@l

martes, marzo 20, 2007

Mundo injusto

Unos se deshacen de los restos, mientras otros se alimentan de ellosAyer, viendo un reportaje para el programa Callejeros, que se emite en Cuatro, me di cuenta de lo afortunadas que somos la mayoría de las personas. La temática del programa eran los vagabundos que podemos encontrar especialmente en las grandes ciudades. Sólo hay que darse una vuelta por los pasos subterráneos o por las bocas de Metro que tienen varios accesos. Una maraña de colchones saturados de suciedad, cartones, mochilas y olor a orín es lo que nos podemos encontrar.

Francamente hay que reconocer que la gente tiene miedo cuando se encuentra con este paisaje urbano. Piensan: "esto está lleno de drogadictos y delincuentes; a ver si me atracan". Y tal vez en algunos casos sea verdad, pero lo cierto es que -como mostraba el reportaje-, la gente que se encuentra en esta situación sólo espera poder cambiar su situación; o a morir sin sufrir. Es muy fuerte pero muchas de esas personas solamente aspiran a que les llegue la muerte.

La redactora y el cámara no tuvieron reparos en acercarse a los vagabundos e intentar averiguar de qué modo acabaron viviendo en la calle: la mayoría por mala suerte -aunque es cierto que hay quien vive en la calle porque quiere-. Gente que ha tenido su vida, y que, de una manera u otra, ha visto cómo su mundo se desmoronaba. Gente con hijos a los que no pueden ver; la mayoría abandonados por sus esposas.

Ayer, viendo esas historias, me dí cuenta de que soy afortunado. Tengo una cama en la que acostarme sin que nadie me moleste cuando aprieta el sueño; tengo comida -en mayor o menor cantidad, que es lo que tiene vivir fuera de casa- que llevarme a la boca cuando tengo hambre; tengo una ducha para asearme cuando lo considere oportuno; tengo un techo bajo el que resguardarme de la lluvia y las exigencias del invierno -este año no, pero en el periodo invernal muchos vagabundos fallecen en la calle por congelación-, tengo una televisión, la Playstation, un móvil, ropa cuando me hace falta... Y mientras, toda la gente como la del reportaje -miles de personas, seguro-, luchan día a día por conseguir algo con que alimentarse -vale, algunos para drogarse-.

Concluí que la vida es injusta, especialmente cuando uno de los entrevistados en el reportaje se echó a llorar cuando recordaba a sus hijos, a los que hacía tiempo que no veía. Y es que esa gente se ha visto abocada a la situación en la que viven; no se encuentra viviendo en la jungla de asfalto por amor al arte. Y entretanto, hay gente hinchándose a millones, tantos que nunca podrá gastarlos; tantos que varias de generaciones de su descendencia podrán vivir sólo con esas rentas. ¡Qué mal repartido está el mundo, joder!

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2 Comments:

  • desde luego que está mal repartido, nando... es una pena, pero es así

    Salud!!!

    Por Blogger Harry Reddish, a las 19:33  

  • ¿Soy el único que cada vez ve más pobreza a su alrededor? Porque últimamente la gente ya no espera a la noche para revolver en los contenedores. El hambre llama, y el cuerpo responde. Es muy jodido...

    Por Blogger Tío Rubo, a las 21:51  

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