Los exámenes
Enero: tras las vacaciones navideñas, los universitarios empiezan a verse desbordados por la proximidad de los exámenes del primer cuatrimestre -que suelen ser entre finales de enero y todo el mes de febrero-. Pero este año es nuevo para mí: ya soy licenciado y, aunque sigo estudiando un master, no tengo que hacer los temidos exámenes -después de cinco años no está nada mal-.
De todos modos tengo muchos amig@s que siguen estudiando y que están en este momento con esa sensación de agobio constante que acompaña a todo estudiante en estas fechas. Y les mando todo mi apoyo, porque los que hemos sido universitarios sabemos lo que supone estar en época de exámenes: privarte de salir de juerga, dedicar menos tiempo al ocio y pegarte horas interminables metido en una biblioteca -o en cualquier otro lugar- con los ojos clavados en los apuntes -que, por otra parte, has recopilado acudiendo a todos tus compañeros de clase, porque tus apuntes nunca son lo suficientemente buenos-.
Viéndoles a ell@s me doy cuenta de lo que he dejado atrás. Ahora es cuando empiezo a labrarme mi futuro laboral -chungo, como no puede ser de otra forma, ¿para qué nos vamos a engañar?- y esos años de estudiante -que recuerdo con una mezcla de melancolía por el colegueo; y alivio por los exámenes- son sólo una parte de mi historia personal... unos de los mejores años de mi vida, si excluímos esas temporadas de exámenes -un auténtico infierno-.
Lo mejor de hacer exámenes, por lo menos, es que no tienes clases. Pero claro, te pasas las horas entre apuntes casi sin vida social. ¡Qué falta me hacía un saco de boxeo en esas épocas, en las que se te pasaban por la mente toda clase de 'sutilezas' hacia los profesores!. Porque en fondo ellos son los que deciden si te aprueban o te catean.
Ahora me viene a la mente esa asignatura de primero de carrera que no pude aprobar hasta quinto -a la penúltima convocatoria va la vencida-, cómo se me hinchaba la vena de la sien cuando iba a la revisión de exámenes y ese pseudointelectual me decía que sabía de qué hablaba tal y como estabaen sus apuntes, pero que no lo expresaba como él quería. Por momentos temí que la lengua bífida que todos llevamos dentro escapara a mi control... Seguro que a más de uno también le pasa... ¿o no?.
De todos modos tengo muchos amig@s que siguen estudiando y que están en este momento con esa sensación de agobio constante que acompaña a todo estudiante en estas fechas. Y les mando todo mi apoyo, porque los que hemos sido universitarios sabemos lo que supone estar en época de exámenes: privarte de salir de juerga, dedicar menos tiempo al ocio y pegarte horas interminables metido en una biblioteca -o en cualquier otro lugar- con los ojos clavados en los apuntes -que, por otra parte, has recopilado acudiendo a todos tus compañeros de clase, porque tus apuntes nunca son lo suficientemente buenos-.
Viéndoles a ell@s me doy cuenta de lo que he dejado atrás. Ahora es cuando empiezo a labrarme mi futuro laboral -chungo, como no puede ser de otra forma, ¿para qué nos vamos a engañar?- y esos años de estudiante -que recuerdo con una mezcla de melancolía por el colegueo; y alivio por los exámenes- son sólo una parte de mi historia personal... unos de los mejores años de mi vida, si excluímos esas temporadas de exámenes -un auténtico infierno-.
Lo mejor de hacer exámenes, por lo menos, es que no tienes clases. Pero claro, te pasas las horas entre apuntes casi sin vida social. ¡Qué falta me hacía un saco de boxeo en esas épocas, en las que se te pasaban por la mente toda clase de 'sutilezas' hacia los profesores!. Porque en fondo ellos son los que deciden si te aprueban o te catean.
Ahora me viene a la mente esa asignatura de primero de carrera que no pude aprobar hasta quinto -a la penúltima convocatoria va la vencida-, cómo se me hinchaba la vena de la sien cuando iba a la revisión de exámenes y ese pseudointelectual me decía que sabía de qué hablaba tal y como estabaen sus apuntes, pero que no lo expresaba como él quería. Por momentos temí que la lengua bífida que todos llevamos dentro escapara a mi control... Seguro que a más de uno también le pasa... ¿o no?.
SUERTE A TODOS LOS UNIVERSITARIOS EN LOS EXÁMENES
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