Chávez 'resucita' a Lenin y Marx

Ayer juró su cargo el recién reelegido presidente de Venezuela, Hugo Chávez. Lo hizo con una frase que recuerda más a otro célebre revolucionario -así se define el presidente venezolano-: Ernersto Guevara, alias el 'Ché'. La frase concreta fue: "¡Patria, socialismo o muerte, lo juro!". Ante todo también cabe recordar que el controvertido enemigo acérrimo de Bush -o mister Danger, como lo bautizó Chávez y con lo cuál estoy plenamente de acuerdo- sigue mandando en el país latinoamericano porque se modificó la constitución para que un candidato a la presidencia pudiera ser reelegido de forma consecutiva más de una ocasión.

Y es que el reelegido por tercera vez consecutiva -con un breve período en el que toda Venezuela temió por una posible guerra civil, y en el que Chávez se hizo con el poder con métodos incalificables- como presidente de la República de Venezuela pretende poner en funcionamiento el socialismo utópico -sí, utópico, porque aunque teóricamente es la mejor vía, es casi imposible ponerlo en marcha en un mundo globalizado y dominado por el capital; la prueba está en la antigua URSS-.

De Chávez se pueden criticar sus métodos, pero no los fines que busca, al menos de palabra -todos sabemos que una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace o se pretende hacer-. El hecho de llevar a su pueblo a la igualdad, como proclamó ayer mismo, que es "imposible sin el socialismo" es digno de admirar, pero todos sabemos que el poder corrompe. El azote del inquilino de la Casa Blanca parece estar decidido a nacionalizar todas las empresas que fueron privatizadas.


En definitiva, Chávez va a reactivar el comunismo en Venezuela, a miles de kilómetros de la Rusia donde surgió de la mano de los Marx, Lenin y compañía -las lecturas de los cuáles, por cierto, recomienda a los venezolanos para que entiendan lo que desea su presidente para el país-. Muy bonito: el comunismo es el sistema ideal siempre que no se corrompa, que, por desgracia, suele ser siempre. Veremos que tal esta vez, pero... ole sus intenciones. Por cierto, la momia de Lenin debe de estar sonriendo.