Rico sí, pero de apellido
De nuevo vuelta a la rutina. Tras dos semanas de comidas, bebidas y, sobre todo, risas, ha llegado el momento de volver a la cruda realidad de cada día. La gente vuelve a sus lugares de trabajo después de haber disfrutado -espero- de un par de semanas de vacaciones rodeados de los seres queridos. Seguro que todos con unos kilillos de más y unas ganas de menos de volver a la rutina.
En mi caso las ganas son pocas, pero es lo que toca y hay que cumplir. Para postre este año ha caído el Gordo de la Lotería de Navidad en mi pueblo (Onil): ¡¡¡45 millones de euros, 7.500 millones de pesetas; más de un millón por cada habitante de la localidad y nadie ha visto ni un pavo!!!. Y luego decían en los medios que somos un pueblo soso, con toda la razón además. Los agraciados apenas salieron a la calle a dejarse ver -aunque sí hubo gente que lo celebró; si llego a ser yo creo que se cae el pueblo-, con el revuelo periodístico que levantan estos acontecimientos -todo el pueblo estaba lleno de cámaras, micros y blocs de notas-.
El caso es que no seré millonario, pero me he pegado unas Navidades de órdago. En inmejorable compañía -entiéndase tanto familia como amigos, aunque seguro que mi madre hubiera querido que estuviera más tiempo en casa- y haciendo una de las cosas que más me gusta: salir de juerga con los colegas a echarnos unas risas. Esto tiene un plus para mí, puesto que veo a la gente que conozco de toda la vida cada tres semanas, y yo sin mis amigos no soy nadie -¡¡esa Peña Chispera ahí!!-.
En fin, unas Navidades irrepetibles finiquitadas con un vagón de regalos de Reyes, esencialmente compuestos pr tecnología. Cómo no iba a ser así, estudiando un master en el que no dejo de ver que si i-Pod por allí, que si MP4 por allí, etc... Para los pocos que leen esta bitácora, que 2007 nos depare a todos más y mejores alegrías que 2006; y que nos hagamos millonarios todos -si no me ha tocado este año que ha caído el gordo en mi pueblo no me toca ni de coña, jaja-.
En mi caso las ganas son pocas, pero es lo que toca y hay que cumplir. Para postre este año ha caído el Gordo de la Lotería de Navidad en mi pueblo (Onil): ¡¡¡45 millones de euros, 7.500 millones de pesetas; más de un millón por cada habitante de la localidad y nadie ha visto ni un pavo!!!. Y luego decían en los medios que somos un pueblo soso, con toda la razón además. Los agraciados apenas salieron a la calle a dejarse ver -aunque sí hubo gente que lo celebró; si llego a ser yo creo que se cae el pueblo-, con el revuelo periodístico que levantan estos acontecimientos -todo el pueblo estaba lleno de cámaras, micros y blocs de notas-.
El caso es que no seré millonario, pero me he pegado unas Navidades de órdago. En inmejorable compañía -entiéndase tanto familia como amigos, aunque seguro que mi madre hubiera querido que estuviera más tiempo en casa- y haciendo una de las cosas que más me gusta: salir de juerga con los colegas a echarnos unas risas. Esto tiene un plus para mí, puesto que veo a la gente que conozco de toda la vida cada tres semanas, y yo sin mis amigos no soy nadie -¡¡esa Peña Chispera ahí!!-.
En fin, unas Navidades irrepetibles finiquitadas con un vagón de regalos de Reyes, esencialmente compuestos pr tecnología. Cómo no iba a ser así, estudiando un master en el que no dejo de ver que si i-Pod por allí, que si MP4 por allí, etc... Para los pocos que leen esta bitácora, que 2007 nos depare a todos más y mejores alegrías que 2006; y que nos hagamos millonarios todos -si no me ha tocado este año que ha caído el gordo en mi pueblo no me toca ni de coña, jaja-.
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