¡Payasos!

Entiendo que el partido -y la Liga- pintaban mal para los blancos en Zaragoza; y entiendo que se volvió a remontar in extremis, gracias a la inestimable colaboración de un delantero infravalorado como Raúl Tamudo a 300 kilómetros de distancia. Pero, ¿acaso no quedan aún tres puntos que jugar -dependiendo de ellos mismos, eso sí- para asegurar el alirón?. Entonces, ¿qué c..o celebraban Calderón y compañía?
Hay una imagen que lo explicaba todo cuando el árbitro pitó el final del encuentro en tierras mañas. Es la del capitán madridista Raúl que, desde el banquillo, hacía señas de tranquilidad mientras sus compañeros salían disparados hacia los que estaban jugando. A partir de aquí fue todo como una bola de nieve bajando una cuesta: la bola se hacía cada vez más grande. Hasta que llegó el colofón, con Calderón pisando el césped zaragocista y celebrando algo que el Madrid aún no ha conseguido.
Visto lo visto y si fuera de otro equipo distinto del Real Madrid, me regodearía pensando en que tal vez este próximo fin de semana les/nos puedan callar la boca. Porque si eso pasa, que nadie se queje, ya que se lo tendrían más que merecido. Como dijo el entrenador del Mallorca -próximo equipo que se enfrenta al Madrid-, Gregorio Manzano: "todavía quedan tres puntos".
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